Las amigas de Marla la llamaban sonsa, pero era de cariño, ya que era una abreviación cómica de la palabra «sonrisas», que era como le decían los maestros de la secundaria, porque siempre estaba alegre, sus ojos siempre brillando, y sus labios se extendían tanto hacia arriba que sus mejillas querían romperse de lo estiradas […]